Vila-real concluye sus 48 horas entre fogones
No hay precedentes en una zona marcada por centenares de kilómetros. Puede que miles. Vila-real ha marcado un hito dentro del mundo de la gastronomía, por empecinamiento del organizador de la II Fira Citrícola, Hèctor Molina Fabra. Sólo su empeño y capacidad de convencimiento ha conseguido que durante 48 horas, pasaran por la Casa dels Mundina, 13 showcookings y dos charlas tematizadas. Tan sencillo y fácil de decir, y tan complicado de organizar y coordinar.
Cierto es que desde las áreas de Agricultura y Tradicions del Ayuntamiento de Vila-real, sus responsables políticos, Emilio Obiol y Pasqual Batalla, respectivamente, se han volcado con el evento. Pero no es menos cierto, que ha faltado mayor promoción y difusión entre el sector de la hostelería, la restauración, la docencia gastronómica, y hasta en la ciudadanía que gusta de practicar antes los fogones. Con todo, la cita ha sido un éxito organizativo, y un punto de encuentro de todas las tendencias vanguardistas y tradicionales existentes en la cocina contemporánea, al menos del denominado Arco Mediterráneo.
La cita de dos días con sus dos mañanas y dos tardes, se inició con la puesta en escena de la Associació Gastronòmica i Cultural de Vila-real. Ximo Abril, Emilio Miralles, José Cabanes (Pepe El Dimoni), Joaquín del Prado (Quini), Oscar Recatalá (El Misso) y Asier Manzanos (El Vasco), mostraron la elaboración de la Olla de la Plana en su versión de verduras y carne, y posteriormente una fusión de las dos formas.
Seguidamente fue Fina Puigdevall, dos estrellas Michelín y dos soles Repsol, desde Les Cols de Olot (Girona), la que mostró sus virtudes culinarias, para dar paso a la familia Gutiérrez de la morellana Casa Roque, que se permitieron la autorizada licencia de bautizar un postre en el evento. Una charla de la bioquímica y nutricionista Nadine López, sobre la gastronomía olvidada con la naranja como base, puso el punto y final a la primera matinal.
Las ponencias vespertinas fueron abiertas por la estrella Michelín y trisoleado Repsol, Kiko Moya, desde La Escaleta de Cocentaina. El alicantino además, es uno de los tres nominados junto al vizcaíno Eneko Atxa y el madrileño Mario Sandoval, al Premio Nacional de Gastronomía en la categoría de Jefe de Cocina, que se concederá a mediados del próximo mes de mayo.
Miguel Martí, desde La Ópera de Benicàssim, centró su tiempo en elaborar dos platos de creación propia y en destacar la importancia del trato personal y alta gastronomía que se debe realizar en eventos sociales y banquetes. Como colofón a la primera jornada, la ganadora del televisivo Top Chef, Begoña Rodrígo, desde La Salita de Valencia, mostró su simpatía y sencillez, motivando a los presentes para que cualquier meta que se propongan es posible conseguirla.
Lejos de que el segundo y último día dedicado a los showcooking resultara monótono, anodino y con bostezos forzados para que terminaran las sesiones previstas, el martes resultó tanto o más animado e interesante que el día inaugural. El cartel merecía la pena toda la atención que tuvo. Desde la charla del director de la prestigiosa Escuela de Hostelería Costa Azahar del Grau de Castelló, Manolo Martín Lorente, hasta el tres soles Repsol y estrella Michelín, Ricard Camarena, pasando por los provinciales Modesto Fabregat de Arbequina y Rafa Gimeno de la Casita de Gredos, de Castellón, los hermanos Sanz de Casa Jaime de Peñíscola (premio a la mejor cocina tradicional de la Academia Valenciana de la Gastronomía 2013), llegando a la enóloga Mar Galván y al murciano Julio Velandrino desde la estrella Michelín del restaurante De La Calle de la madrileña Aranjuez. Y por supuesto, como colofón y clausura a este gran evento, no podía faltar en Vila-real, la primera estrella Michelín conseguida por la hostelería de la provincia de Castellón: Miguel Barrera de Cal Paradís de Vall d’Alba.
Finaliza un evento único, y puede que irrepetible, que se ha incluido dentro de la programación de la Fira Citrícola de Vila-real. Gracias a los ponentes participantes por querer compartir su tiempo y sus conocimientos, y enhorabuena a la organización por saber encontrar entre una sociedad masificada de eventos, un hueco en el que todavía nadie ni tan siquiera se había planteado poder ocupar.